Cien años de la Biblioteca de la Sociedad Cultural de Ubrique

Texto: Antonio Morales Banítez
Doctor en Historia por la Universidad de Cádiz

El 17 de abril de 1921, hace ahora cien años, se constituía en Ubrique la biblioteca pública impulsada desde Argentina por un grupo de emigrantes gaditanos que unos años antes habían fundado en Buenos Aires el Centro Cultural de la Provincia de Cádiz. Esta institución, que inicialmente agrupaba a emigrados de Prado del Rey, pronto atrajo a socios originarios de diferentes localidades de la Serranía de Cádiz. Y así durante los años posteriores y debido al impulso de estas personas se creaban dos sociedades para gestionar las bibliotecas populares instaladas en Prado del Rey y Ubrique.
Los fundadores argentinos del Centro consideraban que era la educación la base del progreso de los pueblos y se lamentaban “del estado tan deplorable en que se hallaba la enseñanza y el poco estímulo que existía para los niños que frecuentaban a dichas clases” y se acordaba remitir cada cierto tiempo una cierta cantidad de dinero a la provincia de Cádiz para ser destinada a premios escolares como incentivo y estímulo para la población infantil. Quisieron también combatir el analfabetismo de la población adulta y “con más intensidad el elemento trabajador al cual debíamos atender con más urgencia especial incidencia” y orientaron también su tarea a facilitar los medios para la creación de bibliotecas populares.
En Ubrique la comisión organizadora de la denominada Sociedad Cultural La Biblioteca estaba presidida por el maestro Francisco Fatou Lucas, pero poco después tenía que ausentarse de la localidad, por lo que sería sustituido como presidente de la entidad por el médico Manuel Herreros Arenas. El resto de esta primera directiva estaba formada por Francisco Álvarez (vicepresidente), Antonio Álvarez y Vicente Guerrero (secretarios 1º y 2º), José Esquivel Suárez (tesorero), Francisco Vallejo y Manuel Bohórquez (contadores), Antonio Marit Soler, Ernesto Corrales, José Benítez y Gregorio Crespo (vocales), Anselmo Rivero (bibliotecario), Manuel Arenas Rubiales (administrador del Boletín) y Juan Rodríguez (corresponsal).

Miembros de la Sociedad Cultural.
Miembros de la Sociedad Cultural.

Además, la biblioteca de Ubrique quiso estar presente en las villas hermanas de Grazalema, Benaocaz y Villaluenga con el nombramiento de subcomisiones y de delegados en cada una de ellas para facilitar a sus vecinos la consulta y préstamos de libros. Incluso, en Prado del Rey, la sociedad, gracias a la aportación que llegaba de sus paisanos del otro extremo del Atlántico, llegaba a adquirir un local como sede permanente de la biblioteca. En 1922 las sociedades culturales de Prado del Rey y Ubrique emprendían la publicación de un boletín mensual, que se convertía en su órgano oficial.

Pero lo cierto es que resulta encomiable la labor desarrollada por estos centros impulsados desde Argentina en estas zonas de la serranía gaditana. Estas sociedades, que tenían como objeto difundir y popularizar la cultura, operaron hasta los años de la Segunda República, convirtiéndose en una de las instituciones más destacadas de la vida ubriqueña durante la década de los años veinte y treinta. Sus fondos bibliográficos eran ampliados constantemente con nuevas adquisiciones y durante muchos años fue la única alternativa cultural al facilitar a muchas personas el acceso a la lectura.

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