'Derrotas', por Casiano López

LOS PARAÍSOS PERDIDOS
Casiano López Pacheco
A la asesina en serie Inés del Río, a sus 55 años, le habrá sentado divino el dictamen de Estrasburgo que derriba de un plumazo la doctrina Parot que ya ha permitido, con el pesar del gobierno, que por fin pueda pisar la calle sin llegar ni siquiera a cumplir una condena completa, de las 24 que pesan sobre su endeble conciencia, que cargaba con más de tres mil años de culpa por pagar. No ha dejado lugar a confusión la posición del Tribunal de Derechos Humanos europeo que ve una evidente vulneración por parte de España de dos artículos de la Convención Europea de Derechos Humanos, uno de los cuales, el 7, detalla claramente que no se puede imponer una pena más grave que la que la ley dictamine en el momento de la infracción.

Aunque al gobierno le joda, la Audiencia Nacional ya ha acatado con presteza la sentencia y ayer la mártir de Inés fue excarcelada inmediatamente, con o sin indemnización. Lo que sufran las víctimas del terrorismo- ese vacío inmenso y el sentimiento de pérdida inconsolable- a la madre Justicia y a la misma Europa, tan lejana para estos menesteres, debe importarle poco.
Pero como dijo un reciente senador por Andalucía cuando ocupaba un puesto de más relumbrón: lo peor está por venir. Con esta resolución jurídica que marca un hito en este celtíbero país, se deja una rendija abierta para que más de 100 sujetos- criminales todos, desde terroristas a psicópatas – puedan volver a la calle y como alimañas que son, matar de nuevo.
Los etarras pueden sentirse eufóricos de esta política penitenciaria en la que una suma importante de asesinatos se computan como si se hubiese cometido uno. Resulta barato y fácil matar en España donde siempre ha existido una Justicia de doble rasero. Para los ricos, corruptos y criminales, de sangre o de guante blanco, el ancho del embudo. Para los pobres, desheredados y desahuciados por el poder de turno, otra muy diferente.
Lo que viene sucediendo y sucede aquí, como la jodienda, no tiene enmienda. Así pues, que nos sigan dando.

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