Fin de curso
OPINIÓN
Pedro Bohórquez Gutiérrez
Lo peor de todo es corregir, un trabajo fastidioso encaminado a aprobar al mayor número de alumnos posible, un propósito desalentador y que provoca mucha fatiga mental, que choca, en primer lugar (tiene uno la sensación), con el empeño, la resistencia y los obstáculos, más o menos conscientes, de los propios beneficiarios de esta actitud de benevolencia resignada, empecinados –bajo el dominio de no se sabe qué demonio– en hacer las cosas mal y cada vez peor en cada «repesca». Aunque un amigo, ya jubilado de estos lances, defiende que ese empeño (y el daño sobre la salud mental del profesor) es plenamente consciente en quienes lo sostienen.
Apuestan estos beneficiarios –ahora lo veo un poco más claro– por una nueva modalidad de aprobado, el que se obtien...