Éxito de la huelga general del 29 de marzo contra la reforma laboral en Ubrique

El pueblo de Ubrique secundó mayoritariamente la huelga general del 29 de marzo de 2012, convocada por los sindicatos Comisiones Obreras y Unión General de Trabajadores para protestar contra la reforma laboral aprobada por el Gobierno. El seguimiento fue del 80% según fuentes sindicales. Casi todos los comercios permanecieron cerrados, especialmente durante las horas de la mañana y primeras de la tarde. Los pocos que abrieron sus puertas apenas hicieron negocio por el escaso nivel de consumo registrado. El paro fue total entre los trabajadores de la empresa Biorreciclaje, casi general en la construcción y muy seguido en el sector marroquinero. Durante la mañana una manifestación pacífica y autorizada, integrada por entre 200 y 300 personas, recorrió la avenida de España, Los Callejones, comienzo de la avenida de la Esperanza, de nuevo Los Callejones, Moreno de Mora, San Sebastián, Ingeniero Juan Romero Carrasco y avenida de Cortes, y a la altura del cruce con la barriada Antonio Vega se desarrolló una concentración también autorizada, con corte del tráfico durante una media hora, hasta las 14 horas, en que la protesta se disolvió.  Durante esta jornada de huelga hubo un gran despliegue de fuerzas de la Guardia Civil.

Concentración en la avenida de España el 29 de marzo de 2012.
Concentración en la avenida de España el 29 de marzo de 2012.
Por la tarde se celebró una nueva manifestación, menos nutrida que la de la mañana, y la misma recorrió la avenida de España, Los Callejones y el principio de la avenida de la Esperanza, donde se disolvió. En el casco urbano, el supermercado Mercadona, que abrió sus puertas al inicio de su horario comercial, cerró a mediodía coincidiendo con la llegada de la manifestación autorizada, sin que se produjera incidente alguno. Igualmente, tras una nueva apertura, volvió a cerrar por la tarde, a la llegada de la segunda manifestación pacífica, igulamente sin incidentes.
El seguimiento del paro fue mayoritario en las oficinas bancarias, y fue minoritario en el sector del funcionariado docente (aunque con una concurrencia de alumnos inferior a la habitual) y de la administración. Tampoco se solidarizaron con los objetivos de la huelga los establecimientos farmacéuticos. A última hora de la tarde abrieron paulatinamente numerosos bares.
Concentración de manifestantes cerca de la sede de los sindicatos.
Concentración de manifestantes cerca de la sede de los sindicatos.
Manifestantes por Los Callejones.
Manifestantes por Los Callejones.
Comunicado de IU
En la víspera de la celebración de la huelga, Izquierda Unida de Ubrique difundió el siguiente comunicado: “Desde la Asamblea Local de Izquierda Unida LV-CA de Ubrique se quiere mostrar su total apoyo a la Huelga General convocada por los sindicatos para la jornada de mañana 29 de marzo. Esta Huelga General que se convoca contra el Proyecto de Ley que ha aprobado el Gobierno del Partido Popular y que deja sin protección a quienes trabajan o quieren trabajar frente al poder de la patronal. Una reforma, a la que por otro lado, el PSOE abrió la puerta y que el PP no ha tenido más que empujarla.
Desde Izquierda Unida se valora muy negativamente una Reforma Laboral en la que el empresario podrá rebajar tu salario, cambiar unilateralmente jornada, horario y turnos; trasladarte de lugar de trabajo, incluso a otra ciudad, despedirte por ponerte enfermo, etc. Una reforma en la que los convenios colectivos, que tienen su carácter vinculante establecido en la Constitución, podrán ser ignorados por el empresario.
Es una Huelga justa y necesaria, a la altura de la agresión que se pretende. Dicen los de arriba que las huelgas no solucionan los problemas, pero nosotros sabemos que los derechos y la democracia se conquistan luchando. El 29 de marzo estamos llamados a la Huelga, pero no se trata sólo de que paremos la reforma laboral. Los trabajadores, los de abajo, nos jugamos algo más. Nos estamos jugando nuestra dignidad, la de nuestros padres y madres, y sobre todo, nos jugamos la dignidad y el futuro de los que vendrán.
Porque fueron, somos. Porque somos, serán”.
Comunicado de la HOAC
El 23 de marzo de 2012, la HOAC difundió el siguiente comunicado: “Las organizaciones sindicales han convocado una huelga general el próximo 29 de marzo para pedir al Gobierno de España la retirada de la recientemente aprobada reforma laboral que ha sido adoptada sin acuerdo con los sindicatos, y contra los recortes en derechos sociales.
La Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC) y la Juventud Obrera Cristiana (JOC) queremos, desde nuestro ser Iglesia y nuestra misión evangelizadora en el mundo obrero y del trabajo, ofrecer una reflexión ante este hecho. Creemos que, aun siendo legítimo el Gobierno y la representación parlamentaria actual surgida de las urnas y, por tanto, las decisiones que en dicho parlamento se acuerden, la sociedad civil puede manifestar y orientar, desde su opinión y acción pacífica, las medidas que el poder legislativo y ejecutivo lleven a cabo. Especialmente cuando muchas de ellas no han sido fruto de la negociación y el consenso entre los distintos agentes sociales, en un momento en el que la realidad socioeconómica y las cifras de desempleo demandan políticas y reformas estructurales.
En este sentido, la HOAC y la JOC hicimos pública el pasado 16 de febrero nuestra valoración de la reforma laboral. Nos parece injusta y rechazable, porque constituye un duro golpe al derecho laboral y a los derechos de las personas y familias trabajadoras. Los recortes en derechos laborales y sociales que se están imponiendo son injustos y completamente injustificados. Estas decisiones afectan al conjunto de la sociedad pero, de manera más lesiva, a los sectores más débiles y empobrecidos del mundo del trabajo.
Consideramos que esta reforma, como otras anteriores, parte de un mal planteamiento: pretende someter los derechos de los trabajadores y trabajadoras a las exigencias de la economía, cuando lo justo y lo humano es lo contrario, ordenar el funcionamiento de la economía desde los derechos de las personas trabajadoras (cf. Juan Pablo II, “Laborem Exercens”, 17; Concilio Vaticano II, “Gaudium et spes”, 67). En otras palabras, como nos recuerda el catecismo de la Iglesia (2425): “La regulación de la economía únicamente por la ley de mercado quebranta la justicia social, porque «existen numerosas necesidades humanas que no pueden ser satisfechas por el mercado» (CA 34). Es preciso promover una regulación razonable del mercado y de las iniciativas económicas, según una justa jerarquía de valores y con vistas al bien común.”
Como siempre que se produce una convocatoria de huelga, recordamos que “La doctrina social reconoce la legitimidad de la huelga «cuando constituye un recurso inevitable, si no necesario para obtener un beneficio proporcionado », después de haber constatado la ineficacia de todas las demás modalidades para superar los conflictos. La huelga, una de las conquistas más costosas del movimiento sindical, se puede definir como el rechazo colectivo y concertado, por parte de los trabajadores, a seguir desarrollando sus actividades, con el fin de obtener, por medio de la presión así realizada sobre los patronos, sobre el Estado y sobre la opinión pública, mejoras en sus condiciones de trabajo y en su situación social. También la huelga, aun cuando aparezca « como una especie de ultimátum », debe ser siempre un método pacífico de reivindicación y de lucha por los propios derechos; resulta « moralmente inaceptable cuando va acompañada de violencias o también cuando se lleva a cabo en función de objetivos no directamente vinculados con las condiciones del trabajo o contrarios al bien común »” (Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, 304).
Entendemos que la convocatoria de la huelga general está justificada en defensa de los derechos de las personas y familias trabajadoras, y es expresión de las legítimas funciones sociales que corresponden a los sindicatos.
Más allá de la diversidad de opiniones que pueda existir sobre la convocatoria de esta huelga general, nos preocupa la manera en que algunos sectores sociales y políticos pretenden deslegitimar la acción de los sindicatos. En este sentido queremos manifestar lo siguiente:
1º.- El objetivo que plantean los sindicatos con la convocatoria de la Huelga General es legítimo, y, además, está expresamente reconocido por la Constitución Española como un derecho fundamental de la ciudadanía (art. 28).
2º.- Dicho objetivo es también justo: siempre es justo reclamar diálogo social, negociación y búsqueda de acuerdos para cualquier decisión política, mucho más si afecta a derechos fundamentales de las personas, como ocurre con la reforma laboral.
3º.- El recurso a la huelga, que debe ejercerse con prudencia, responsabilidad y de forma pacífica, forma parte de la normalidad de un sistema democrático. Esto supone, por parte de los sindicatos y de los trabajadores desarrollar comportamientos pacíficos, así como por parte de los empresarios, no coaccionando éstos a sus trabajadores por participar en la huelga ni tomando represalias, en ningún momento, contra ellos. Es preciso, también, una actitud no violenta de los medios de comunicación social ateniéndose a criterios de objetividad, justicia y verdad; la manipulación informativa es una agresión violenta que hemos de rechazar.
4º.- Consideramos que los sindicatos necesitan mejorar su funcionamiento y acción, especialmente en la organización y defensa de los sectores más empobrecidos y vulnerables. Pero también reconocemos que desempeñan de hecho un papel fundamental en la defensa de la dignidad de las personas, con lo que realizan una función social esencial (tal como reconoce el art. 7 de la Constitución Española). Como parte de la Iglesia en el mundo obrero y del trabajo queremos recordar, además, que la Doctrina Social de la Iglesia considera a los sindicatos un bien social: “son un elemento indispensable de la vida social (…) son un exponente de la lucha por la justicia social, por los justos derechos de los hombres del trabajo (…) un factor constructivo de orden social y de solidaridad” (“Laborem exercens”, 20). Por eso, “las organizaciones sindicales tienen el deber de influir en el poder público, en orden a sensibilizarlo debidamente sobre los problemas laborales y a comprometerlo a favorecer la realización de los derechos de los trabajadores” (Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, 307). Desde esta perspectiva, Benedicto XVI ha insistido recientemente en que en la actual situación, cuando se están poniendo en peligro derechos fundamentales de las personas y la solidaridad social, los sindicatos son más necesarios que nunca (cf. “Caritas in veritate”, 25)”.
 
 

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