Opinión

Obituario: Pío tributo a una humanidad luminosa, excepcional y única
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Obituario: Pío tributo a una humanidad luminosa, excepcional y única

Texto: José Manuel Cabezas Cabello «Vivir es la única respuesta posible a las preguntas existenciales» Mircea Cărtărescu Con profunda tristeza, pesar y desamparo hemos de comunicar el fallecimiento de D. Prudencio Cabezas Calvo, viudo de Julia Cabello Janeiro, hombre íntegro de una humanidad ejemplar y de hondas convicciones intelectuales, empresario de la piel, de espíritu resiliente, sabio amante de la filosofía, trabajador infatigable, lúcido colaborador de El Periódico de Ubrique hasta fechas muy recientes, erudito e incansable lector, ensayista, emprendedor y luchador por numerosas causas; entre ellas destaca su contribución a la consecución de un Instituto de Enseñanza Media en Ubrique de los años sesenta del siglo XX, como queda reflejado en el mural de azulejos de la entrada del...
Doble azar o cómo llegué una mañana hasta el <i>Libro de los monstruos</i> de Juan Rodolfo Wilcock
Opinión

Doble azar o cómo llegué una mañana hasta el Libro de los monstruos de Juan Rodolfo Wilcock

Texto y fotos: Pedro Bohórquez Gutiérrez Tuve noticia de este raro entre los raros, el bonaearense Juan Rodolfo Wilcock, hace más de un año, rastreando al azar en internet en el catálogo de una editorial exquisita, de alta alcurnia, que incluía en él su «Libro de los monstruos». Mi amigo Manuel Ángel Gómez Angulo, al que comuniqué mi hallazgo, se pregunta «¿de dónde sacarán estos sudamericanos los apellidos, que siempre les quedan pegados al nombre de pila, tan literarios? ¿Cómo lo harán hasta el punto de convertirlos en un disfraz tan apropiado para firmar libros que ni parece que nacieran en Sudamérica? Denevi, Carpentier, Uslar Pietri, Onetti, Puig, Benedetti, Bioy, Ocampo. Hasta en eso dan cierta envidia». O Jorge Luis Borges o Roberto Artl, añadiría. Volviendo a ese primer azar que...
Una preciosa estampa de la primavera ubriqueña
Opinión, Ubrique

Una preciosa estampa de la primavera ubriqueña

Texto: Julián Macías Yuste En aquellos días, ya inconfundiblemente primaverales, en los que las horas de luz y la temperatura habían superado ampliamente a las oscuras y frescas invernales que acababan de terminar, de las pequeñas, pero bellísimas casitas que conformaban el incomparable y majestuoso marco del ubriquealto, abigarradas en su conjunto bajo la protección rocosa del Tajo, que más bien daban la sensación de portalito de Belén que de mano humana, como era ese núcleo primitivo y antiguo de la bien ponderada villa, por las empinadas y estrechas callejuelas, que ya empezaban a estar sumamente engalanadas de infinidad de flores, así como perfumadas del dulce jazmín, y el embriagador azahar de numerosos naranjos, y sobre todo del limonero, que en gran número, cargados de su beneficio...
‘Mi bibliopatía: un corte de mangas a la finitud’: artículo en <i>caoCultura</i>
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‘Mi bibliopatía: un corte de mangas a la finitud’: artículo en caoCultura

"Mi bibliopatía: un corte de mangas a la finitud". Este es el título del artículo escrito por Pedro Bohórquez Gutiérrez y publicado el 25 de marzo de 2022 en la revista digital caoCultura, que edita Mª Ángeles Robles. Este artículo está ilustrado por Manuel Martín Morgado. Pedro Bohórquez Gutiérrez es profesor de Literatura y articulista habitual de El Periódico de Ubrique.  
Ronda ensimismante o nuevo elogio sentimental del acordeón (con permiso de Baroja)
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Ronda ensimismante o nuevo elogio sentimental del acordeón (con permiso de Baroja)

OPINIÓN Texto y fotos: Pedro Bohórquez Gutiérrez A José Domínguez Hoyos Ronda, febrero, más ensimismada que nunca, ahora que es invierno y hace frío y nubes negras cubren su cielo y filtran una luz tenue que impregna la atmósfera y las cosas de su grisalla inhóspita. Ronda, febrero, congelada en su melancólica parálisis invernal, te detiene y aleja mucho más de la próxima estación. Ronda y febrero, ensimismados y ensimismantes, te impregnan en su nostalgia triste como esa música de acordeón que nos llega en este mismo momento de un tiempo que parece tan lejano como el horizonte de la ciudad y su espejismo de infinitud, ahora mismo, un sábado por la tarde de un año cualquiera, sentado en los balcones del tajo. Ronda y febrero te envuelven, sentado en su Alameda abierta al abismo, ...
Imagen (fosilizada) del tiempo
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Imagen (fosilizada) del tiempo

Texto y foto: Pedro Bohórquez Gutiérrez Las inclemencias del tiempo y la intemperie materializada en una chupa de tela que vestí a finales de los ochenta de la pasada centuria, perdida, no sé cómo, y encontrada, inexplicablemente, como relleno en el hueco de una pared de piedra, me salieron al paso como la imagen de un tiempo fosilizado. Como por entonces tenía el hábito de vestir ropa y calzado viejos y gastados por el uso en mis frecuentes y constantes salidas al campo, hábito que aún mantengo (el de salir al campo y el hacerlo sin el ropaje igualador cuyo consumo las tiendas especializadas, y la publicidad de la industria textil, han generalizado, uniformando al urbanita con veleidades del regresar al seno de la madre naturaleza con atuendos de explorador y sportsman de una gama chill...
Para Álvaro Cervera
Opinión

Para Álvaro Cervera

OPINIÓN Juan Francisco Ordóñez Admirado Álvaro: Allá por abril de 2016, supimos de ti. En el mundo del fútbol eso está a una eternidad. Tan lejos parece como los más de 100 km. que recorríamos cada vez que volvíamos hasta la Sierra de Cádiz con el enésimo mal resultado vivido en 2ª B. Cansancio jornada tras jornada. Muchas veces animando desde casa sólo con la soledad del transistor. Demasiadas temporadas en la oscuridad y el silencio. En un Cádiz-Mérida te vimos en la banda del Carranza, por primera vez en nuestro banquillo. Te rodeaba una afición indolente. El ánimo bajo, muy bajo, asfixiado. En aquel entonces estaba al nivel del subsuelo de la Tacita de Plata... Aunque ocultando una pasión tan grande como la riqueza cultural de nuestros 3000 años de Historia. A poco que se cav...
Semblanza y poema
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Semblanza y poema

Una aproximación a mi hermano Francisco de un amigo, José Domínguez Hoyos, cuyo afecto ha sabido mantener intacto desde su adolescencia en los años compartidos en un colegio en Ronda, y quien tendría mucho y valioso que decir y escribir de él porque supo verlo desde siempre en su esencial humanidad y con el conocimiento de una amistad duradera y profunda, a prueba de tiempo y de distancia, con sus secuelas de olvido. Sus palabras espontáneas surgen de la inmediatez de la noticia de su fallecimiento y aunque se publican ahora con cierto retraso, treinta y nueve días después de ser escritas, contienen la vibración de la emoción y del dolor contenido y contribuyen, como otras que las han precedido en El Periódico de Ubrique (a quien doy las gracias en nombre de mi familia y mío) a perpetuar s...
En el silencio queda tu voz tenue
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En el silencio queda tu voz tenue

Texto: Cándido Gutiérrez Nieto La imagen que conservo de Paco Bohórquez, aquella que retuvo mi recuerdo, está yendo a clase de la universidad con un pequeño cuaderno y su gastado diccionario de latín bajo el brazo. Es la de un joven muchacho con aires bohemios, algo desaliñado y siempre envuelto en un sugestivo halo de joven e introvertido poeta. Y en su edad madura sé que en el campo, donde fue durante años cada día, quiero pensar que en intensas experiencias, allí pudo reconstruir epopeyas y vislumbrar, quizás, el sentido profundo de la vida rememorando prodigios de héroes y semidioses latinos renacidos. Y así lo quiero conservar ahora, como un filósofo tenaz buscando en los pequeños mundos de la naturaleza la suya propia; la de los mitos y la existencia. Allí, en aquella vida int...
Mi compañera, ya para siempre
Opinión

Mi compañera, ya para siempre

Texto: Pedro Bohórquez Gutiérrez Me acuerdo constantemente de él y son muchos los motivos que me lo traen a la memoria. A veces el recuerdo me sorprende, inesperado, con el zarpazo del dolor. Otras la emoción es más contenida. Mezclado con rabia, en los primeros casos, con la tristeza y una melancolía honda, en los segundos. Estos días atrás, en Cádiz, he dormido junto al lecho donde pasó sus últimos meses y he podido sentir la misma caricia deslumbrante y cegadora de la luz de cristal del otoño en las primeras horas de la tarde y he contemplado las mismas luces rojas de la noche de la ciudad que él vio y las primeras claridades del día, dorando pálidamente el edificio del Hotel Victoria y el mar de fondo, primero en la lejanía del horizonte, y luego desplazando gradualmente, con su lum...
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